
Capítulo I: Música, películas, mentiras e internet
En este primer capítulo
Enrique Dans hace una dura crítica a las compañías discográficas por querer
seguir obteniendo los beneficios que ingresaban antes de que existiera
Internet. Además, anima a los lectores a descargarse música ya que eso no
constituye un delito, pues “no se lleva a cabo un aprovechamiento económico de
la obra descargada.
Creo que las medidas tomadas
hasta el momento con el fin de proteger los derechos de autor no han sido
acertadas, ya que los resultados que se perseguían no se han obtenido. La gente
sigue descargándose música y películas, y creo que lo seguirá haciendo hasta
que los precios sean mucho más bajos.
En los inicios del internet,
las consecuencias que tuvo en el mundo del entretenimiento, cuando, las
personas, por fin podían permitirse tener un Computador Personal en sus
hogares, nos explica, que de entre todas las novedades que traía el Internet,
la primera que llegó a ser muy controversial, fue Napster, relata de qué se
trataba el Copyright y el Copyleft desde sus inicios, además de la historia de
esta gran polémica de los pioneros de la libertad intelectual en la red;
Napster fue una herramienta que permitía crear una copia de alguna obra musical
disponible en el sitio, con solo hacer un clic sobre ella. Claramente esto
traía un gran problema sobre la mesa a las Disqueras; Ellos se encargaban de
producir copias físicas, las cuales les daban el derecho del Copyleft al comprador,
es decir, ellos no podía comercializar con ese contenido, estaba registrado a
nombre de los autores y altos mandos de la Disquera, pero sí que podían usarlo,
lo que se venía a llamar Licencia de Uso.
Pasando el transcurso de
tres años desde la creación de Napster en 1999, el poder e influencia que
poseían estas disqueras acabó teniendo efectos en las leyes mundiales para el
Copyright y el uso del material en internet, que pasó a ser ilegal, obligando
el cierre de Napster y el encarcelamiento de su creador.
Hoy en día la difusión
cultural de la música es ilimitada, cualquier persona que pueda hacer música
puede compartirla libremente en variedad de plataformas, sin importar el
estilo, procedencia, con gastos muy mínimos, además de que ahora es posible la
remuneración directa en algunas plataformas; La red es más libre que nunca, la
historia que ha pasado para llegar a este punto, no debe ser olvidada, siempre,
nuestra sociedad, debe estar en constante aprendizaje y evolución.
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